Ricard Arasa-Gisbert: La pérdida de bosques y las matrices sin árboles causan el empobrecimiento funcional de las comunidades de árboles jóvenes en zonas de bosques antiguos en las regiones tropicales

Preseleccionados para el Premio Southwood 2022


Este artículo también está disponible en inglés aquí.

Ricard Arasa-Gisbert discute su artículo y el de sus colegas de investigación sobre la pérdida de bosques y el empobrecimiento funcional de las comunidades de árboles jóvenes en las regiones tropicales.

Bosques tropicales

Los bosques tropicales son reconocidos como los máximos exponentes de la biodiversidad. Albergan animales y plantas de mil formas y colores, y sus servicios ecosistémicos (ciclo de agua, nutrientes, secuestro de carbono) sostienen a millones de personas y regula el clima global.

Desafortunadamente, debido a la deforestación y fragmentación, cada vez más bosques tropicales forman parte de paisajes dominados por el humano. Sorprendentemente, aún desconocemos las afectaciones de la biodiversidad en estos nuevos ecosistemas.

Un paisaje fragmentado en la región de Los Tuxtlas © Ricard Arasa-Gisbert

Un componente interesante de la biodiversidad es la composición y diversidad funcional. Hay especies cuyos rasgos funcionales (e.g. tamaño de la semilla, densidad de la madera) pueden verse favorecidos por la perturbación antrópica (e.g. especies ganadoras), mientras otras pueden verse perjudicadas (e.g. especies perdedoras). Conocer el balance de ganadoras vs perdedoras en la comunidad de plantas en regeneración (i.e. comunidad de brinzales) puede ser muy importante para conocer cómo serán los bosques del futuro – y sus posibles carencias en las funciones y servicios ecosistémicos.

Bajo esta premisa, evaluamos el efecto de la cobertura forestal (proxy de la pérdida forestal), la superficie de matrices no arboladas y el número de parches (proxy de fragmentación) sobre la diversidad y composición funcional de brinzales en 60 fragmentos de bosque tropical húmedo repartidos en tres regiones de México.

Comunidad de brinzales en el sotobosque tropical de una parcela muestreada © Ricard Arasa-Gisbert

La gran aventura en el trópico mexicano

Para ello, tuve que recorrer, durante 6 meses, las frondosas selvas tropicales del sureste mexicano. Intentad imaginar lo siguiente: un mediterráneo de 26 años que no ha visto la selva en su vida y que lleva 5 meses en México es enviado a las profundidades de la selva mexicana.

Es imposible resumir aquí la experiencia completa, pero creo que ha sido una de las experiencias más difíciles y, a la vez, más gratificantes, que he tenido en la vida. En la Selva Lacandona, dormía en una habitación de madera por la que se colaban tarántulas, murciélagos y luciérnagas. El campo era extenuante, con lluvia continua, sorteando las numerosas lianas que pueblan el sotobosque tropical y siempre atento a las avispas y serpientes.

Durante mi trabajo de campo, Gilberto y yo tuvimos que cruzar lugares impensables para llegar a los sitios de muestreo. Aquí, Gilberto cruza una vía férrea no abandonada en el Norte de Chiapas © Ricard Arasa-Gisbert

Cuando llegabas del campo no había excusado ni tampoco bañera o ducha. Tampoco había internet ni señal de teléfono. En Los Tuxtlas, Veracruz, tuve que ir en moto (¡por primera vez!) por las escarpadas terracerías ya que era imposible llegar con coche. En el Norte de Chiapas tuvimos que cabalgar para llegar a un fragmento inhóspito (Mundo Perdido lo llamamos) y cruzamos, en varias ocasiones, vías de tren en activo.

Gilberto Jamangapé (atrás) y yo (adelante) montando a caballo para llegar a un fragmento de bosque llamado ‘El Mundo Perdido’ © Ricard Arasa-Gisbert

Pero valió la pena. Pude disfrutar de un espectáculo de luciérnagas en Loma Bonita como nunca jamás lo había visto. A un armadillo despistado en los bosques de Veracruz, el cual estaba a 2 metros de nosotros y no se había dado cuenta, o a un grupo de monos aulladores que nos dio la bienvenida en un fragmento de 5 ha orinándose sobre nosotros.

Un mono aullador macho (Alouatta palliata) nos da la bienvenida de forma agresiva en un fragmento de 5 ha del Norte de Chiapas © Ricard Arasa-Gisbert

Y, claro está, el imponente cielo estrellado que nos acompañó en las noches despejadas. Pero lo que más me sorprendió es lo desconectados que estamos de la naturaleza. Ahí se siente la vibra de lo salvaje, de lo ancestral, de lo que fuimos. Mención especial a mis guías de campo. Afortunadamente conté, en Chiapas, con la compañía de Gilberto Jamangapé y, en Veracruz, con Santiago Sinaca. Sin ellos, este trabajo no habría sido posible.

Y, ¿qué encontramos?

Tras muestrear más de 23000 individuos de más de 350 especies y extraer sus valores funcionales, encontramos que la diversidad y composición funcional están disminuyendo en paisajes con menor cobertura forestal y matrices más abiertas, especialmente en las dos regiones más deforestadas (Norte de Chiapas y Los Tuxtlas).

En cuanto a la fragmentación, no tuvo efectos en la Selva Lacandona y Los Tuxtlas, pero sí tuvo efectos negativos en el Norte de Chiapas. También encontramos que las perturbaciones humanas están causando el declive de especies con rasgos conservadores, es decir, aquellos rasgos típicos de especies de bosque maduro, como son árboles de dosel, con semillas y frutos grandes, densidad de madera alta y superficie foliar específica baja, corroborando de esta forma nuestras sospechas iniciales. La pérdida de especies con estos rasgos (i.e. especies perdedoras) podría ocasionar una reacción en cadena que pusiera en riesgo algunos servicios ecosistémicos fundamentales, como el almacenamiento de carbono o la provisión de alimentos para muchas especies animales.

Un fragmento de bosque recientemente talado en el Norte de Chiapas. Este lugar es llamado, irónicamente, ‘El paraíso’ © Ricard Arasa-Gisbert

Nuestro estudio fue el primero en evaluar el efecto de varias variables de paisaje sobre la comunidad tropical de brinzales en distintas regiones. Previamente, las evaluaciones en paisajes fragmentados se han hecho mayoritariamente con el tamaño del parche y el aislamiento variables derivadas de la Teoría de Biogeografía de Islas. No obstante, ahora sabemos que lo que sucede alrededor de los parches forestales también importa, como la composición de la matriz (área de no-hábitat en el paisaje).

Este estudio demuestra que para preservar la comunidad original de brinzales debemos seguir los siguientes pasos.

  • Primero, prevenir la deforestación. Los efectos sólo fueron evidentes en las regiones con <20% de cobertura forestal regional; en la Selva Lacandona (~40% de cobertura forestal) no se detectó ningún efecto de los disturbios humanos
  • Segundo, incrementar la cobertura forestal, para alcanzar, como mínimo, la meta del 40% de cobertura forestal en aquellas regiones que cuentan con menor cobertura
  • Finalmente, evitar la creación de áreas abiertas en la matriz. Esto puede solucionarse mediante la apuesta de sistemas agroforestales o cercas vivas; ambas propuestas favorecen el movimiento de la fauna entre los distintos parches forestales, lo que incrementa el intercambio de semillas entre los distintos parches forestales, aumentando así la diversidad funcional de las comunidades de brinzales en ellos.

Sobre el autor

Actualmente soy investigador postdoctoral en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Sigo explorando el impacto humano sobre los brinzales, desde una perspectiva global. También trabajo con comunidades de primates.

Fotografía del autor, Ricard Arasa-Gisbert © Ricard Arasa-Gisbert

Siento pasión desde la naturaleza y la ecología prácticamente desde que nací. Pasé mis veranos de niñez con mi abuelo en una casa de la Costa Brava, en la costa mediterránea, entre pinos, encinas y muchos, muchos insectos. Ahí aprendí el valor de cada uno de los elementos que conforman el ecosistema y la necesidad de conservarlos.

Más adelante, mi padre, ávido lector, me fue comprando libros de ecología, lo que hizo desarrollar en mí un interés especial en los bosques tropicales. Desde entonces, ese fue mi sueño, que tuve la suerte (no sin mucho esfuerzo, incluso con dos rechazos de doctorado) de conseguir.

Recomiendo a los que están pensando en dar el paso de realizar el doctorado que hagan un viaje introspectivo. ¿Me gusta el tema? ¿Siento buena conexión con mi asesor? ¿Me gusta leer y escribir? Si es así, adelante, debemos perseguir nuestros sueños a pesar de las dificultades que parezcan asomarse en el horizonte. Todo puede lograrse.

Una ardilla de Deppe (Sciureus deppei) me mira fijamente en Los Tuxtlas © Ricard Arasa-Gisbert

Por último, algo sobre mí (¡no todo es ecología en esta vida!). En mi tiempo libre disfruto del senderismo, la fotografía, pasar tiempo con mis amigos en la maravillosa Ciudad de México, jugando a videojuegos y pasando tiempo con Bart, mi perro.

Lea el artículo completo, “La pérdida de bosques y las matrices sin árboles causan el empobrecimiento funcional de las comunidades de árboles jóvenes en zonas de bosques antiguos en las regiones tropicales” en Journal of Applied Ecology.

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